jueves, 24 de septiembre de 2009

To be continued...

En un lugar muy lejano y muy remoto, existió una vez una niña llamada Po. Po era una niña espontánea y desmarañada aunque sabía cuando mantener los buenos modales. Po era también un poco celosa y aunque le gustaba jugar y hablar con los otros niños, se sentía muy a gusto cuando estaba sola, o en compañía de sus animales con quienes podía comunicarse muy bien. Po gustaba de jugar y rodar por las suaves colinas de cabellos sedosos, rodaba y rodaba y caía en trompo en un valle pequeño como ella. Allí se acostaba y cerraba los ojos y la tibieza del astro mayor la acariciaba junto a las plumas de pasto que crecían altas en ese lugar. A Po no le gustaba bañarse porque le gustaba oler como las flores y como la tierra fría y como el dulce y cálido estiércol de sus caballos soñados, si! Porque es que Po tenía caballos y qué corceles! Y cómo le gustaban!! Eran tan suaves, tan calientitos, tan dulce su olor, y qué generosos eran en brindarles su calor y su compañía fiel!! Con los caballos Po sentía que no le hacía falta más nada. En las frías mañanas Po iba con su pijama vieja y roída y sus ojos llenos de lagañas a besar a sus caballos, a chequear que estaban bien, y se acercaba a cada uno y colocaba su cachete hinchado y reseco por el frio de la noche, rojito como una fresa, y lo colocaba muy cerca del hocico de Mu y Mu resoplaba con delicadeza humectando su delicado cachete para luego acercárse más para terminar la caricia con el suave pelaje del morro. A Po le encantaba el olor que salía del interior de esos animales, era un olor como a miel con avena, como a galletas recien hormeadas pero con un toque fresco de hierbabuena. HMMHHHH!!! Aaahhhhhhh!!! ...

Ajá!!!!!!!

No te muevas! Si te equivocas pierdes! a cada paso mueres un poco si pierdes, recuérdalo.

Mmmm

Anhedonia... nada. Que ladilla. Todo es mentira. Nisiquiera yo que es de lo que puedo estar más segura.